La guerra en Irán ha desatado un desorden total en los viajes aéreos hacia Asia. El viernes, Irán, Irak y Jordania cerraron sus espacios aéreos a todos los vuelos comerciales, mientras que Israel clausuró sus aeropuertos, lo que equivale a lo mismo. El espacio aéreo ruso sigue prohibido, y sobrevolar Ucrania es demasiado arriesgado por el conflicto en curso. Por si fuera poco, los rebeldes hutíes de Yemen anunciaron su intención de atacar a Israel, algo que ya tiene antecedentes. Además, las tensiones entre Pakistán e India están obligando a las aerolíneas indias a cambiar sus rutas.
Este panorama ha hecho que los trayectos aéreos entre la costa este de Estados Unidos, Europa y el Lejano Oriente sean casi imposibles, enfrentándose a todo tipo de problemas. El viernes, miles de vuelos fueron cancelados por la falta de opciones, y los que lograron operar tuvieron que desviarse. Estos cambios de ruta han disparado los costos, ya que las aerolíneas deben tomar trayectos más largos e imprevistos.
Las aerolíneas chinas son la excepción, sacando provecho de la situación. Al poder usar el espacio aéreo ruso, evitan las zonas más peligrosas, siempre que Ucrania no lo impida.
El caos comenzó entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, cuando Israel atacó varios objetivos en Irán, incluida su capital, Teherán. Como era de esperarse, Irán prometió responder.
Las tres principales aerolíneas israelíes pasaron el viernes trasladando sus aviones fuera del país para protegerlos de posibles ataques, probablemente usando Chipre como base temporal.